domingo, 14 de mayo de 2023

¿Polarización o politización?

Ricardo Ojeda Leos

     Resulta muy difícil hoy en día, abordar -prácticamente cualquier tema político- sin adentrarse en una serie de debates interminables que culminan regularmente en cuestionamientos recíprocos, y ya sea consciente o inconscientemente, arreglados a modo en una lógica conveniente, pero alimentados normalmente de informaciones incompletas y en los peores casos, falsas.

     A la secuela de este resultado le han llamado unos, polarización y otros, politización. En ambos casos, independientemente de la fortaleza o debilidad argumentativa, se trata de un terreno inmerso en uno de los planos sociales más complejos de estudio: el ideológico. En este terreno se fundamentan y descansan nuestras más elementales lógicas de pensamiento que se han ido conformando a lo largo de toda nuestra formación personal y a través de todas nuestras experiencias institucionalizadas de vida, lo que la hace suficiente e inconscientemente tan sólida que, es casi imposible desprenderse de su influencia, porque sencillamente sería como incursionar extraviadamente en un nuevo terreno que aparentemente puede parecer ajeno, pero que, de hacerlo, podría, sin duda, ampliar la visión y enriquecer el debate.

     La polarización o radicalización de las posturas políticas no es privativo de este sexenio, sería un grosso error creerlo así y sería entramparse en una discusión sin sentido. La política en su más profunda naturaleza ha sido creada precisamente para eso, para administrar las diferencias sociales que son sustancialmente opuestas e irreconciliables. La política no tendría sentido de ser, si no lo fuera así, de tal manera que la política -para aquellos que la minimizan o desprecian, puede ser un mal necesario pero insustituible para la organización y convivencia civilizada, y más vale estar al pendiente de ella porque como decía el historiador británico Arnold J. Toynbee "El mayor castigo para quienes no se interesan por la política es que serán gobernados por personas que sí se interesan."

     De tal suerte, que si una de las fuentes principales del debate político es la información, entonces debemos estar muy atentos a ella, y sobre todo, comprender y analizar críticamente los medios que las difunden: conocer su historia, sus intereses, los actores que están al frente , pero aún más, los que están detrás, porque ahí se encuentran sus verdaderas pulsiones políticas. La ingenuidad no tiene cabida en un contexto tan intrincado como el que vivimos.

     Decía Paulo Freire, uno de los educadores más reconocidos del siglo pasado, que a la conciencia ingenua le seguía la conciencia crítica y como resultado natural de ésta, se producía la conciencia política. En suma, la politización es un estado consecuente de la evolución de la conciencia y no es posible ni deseable, renunciar a ella.


3 comentarios:

  1. Sería importante determinar la veracidad de la información de la cual partimos; pues , de otro modo,y sin el propósito de ganar ningún debate, se estaría alimentando un discurso con argumentación chatarra que ingesta.

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  2. Excelente reflexión

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