Ricardo Ojeda Leos
La rigurosidad con
la que la metodología de la investigación experimental se conduce, es mucho más
elaborada y compleja de lo que normalmente se piensa, sobre todo en el ámbito
de los detractores de ese tipo de investigación aplicada a fenómenos sociales.
Hago
referencia a la investigación experimental, porque, de algún modo, ha sido el
tipo de investigación más característica de la que se ha denominado
investigación cuantitativa, sin ser, claro, la única.
En el campo
de la historia que ha seguido la investigación pedagógica, es posible darse
cuenta que este tipo de investigación nada tiene que ver con la sencillez con
la que se le descalifica y se le pregona.
Dentro del
campo de la pedagogía, la investigación experimental no ha escapado a sus
vaívenes, de avances y retrocesos , y dentro de la investigación pedagógica
podemos encontrar una parte importante de la historia evolutiva de la ciencia
experimental.
El desdeño que se hace a la metodología cuantitativa,
es, por demás, injusto, y encubre, quizá, alguna fobia hacia la rigurosidad y
el manejo de las herramientas matemáticas. Y aún cuando presumimos saber que no
todo es medible, siempre una cantidad, relacionada con la variable en estudio,
aún cuando no represente a la variable misma, nos dice algo de dicha variable y
por consecuencia, del fenómeno.
No se puede, por
lo tanto, así como así, descalificar una metodología que le ha dado muchos
conocimientos a la humanidad, aunque se diga, no sin cierta ironía, que su
objetivo no es la búsqueda de conocimientos, sino la comprobación de hipótesis.
La lógica y el
proceso de la investigación cuantitativa es raramente tan llana como la del
estilo cualitativo de investigación. Mientras que ambos tipos comprenden una
búsqueda de información, rara vez ocurre que no se conozca casi nada sobre el
asunto en el momento de comienzo del proyecto.
Los
múltiples descubrimientos a los que ha llegado la investigación de corte
cuantitativo, nos ha posibilitado acceder al conocimiento.
Y mucho más
allá de buscarle puntos débiles, creo que debiéramos rescatar y aprender de sus
fortalezas, y una de ellas, es sin duda, su rigurosidad.
Esto no
quiere decir, que la investigación que se hace a la luz de la visión
fenomenológica-hemeneútica, llamada comúnmente, cualitativa, carezca de
rigurosidad, sino sólo intento hacer hincapié, en que la rigurosidad con la que
se conduce la metodología con el enfoque empírico-analítico, nos da un alto
grado de confiabilidad que no debe desdeñarse por consigna o por ignorancia.
En el
enfoque fenomenológico-hermeneútico, el asunto tampoco es trivial, aún cuando
aquí se hable más, de poblaciones de estudio pequeñas y aún cuando el uso de
las herramientas estadísticas no sea tan trascendente, la propia especificidad
y el contacto cuasi-personal, sino es que personal, con el fenómeno de estudio,
compromete más al investigador y casi lo obliga a introducirse al fondo,
más allá que merodear la forma.
Esto quiere
decir, que si bien se pierde la generalidad en resultados, que es capaz de
proporcionarnos la visión empírico-analítica, se gana, quizá en la misma
proporción, en profundidad del conocimiento.
Asimismo, la
construcción de categorías, que nos permiten comprender a todos, de la misma
manera el fenómeno, tiene detrás de sí un gran esfuerzo de abstracción,
producto de mucho tiempo de estudio y reflexión sobre dicho fenómeno por parte
del investigador. Esta tarea es ardua y requiere gran capacidad de
concentración y sagacidad.
El análisis
fenomenológico significa abordar el objeto de estudio, el fenómeno, como
una experiencia concreta del hombre, tan libres como se pueda de
presuposiciones conceptuales. El objetivo de la investigación fenomenológica es
adquirir una comprensión de las estructuras esenciales de estos fenómenos sobre
la base de ejemplos mentales proporcionados por la experiencia o la imaginación
y por una variación sistemática de estos ejemplos en la imaginación.
Acudiendo a
su defensa, tal como se hizo con la metodología cuantitativa, la metodología
bajo el enfoque fenomenológico-hermeneútico, también llamada, comprensiva, es
igualmente rigurosa, compleja y confiable, como la primera.
La elección del método
dependerá de la realidad social que queramos investigar. Será el problema a
estudiar el que determine el método a emplear.
El objetivo es conocer la
teoría que nos llevan a investigar de una determinada manera.
La elección
del método de investigación debe depender de las exigencias de la situación de
investigación de que se trate.
La estrategia o método de
investigación viene determinada por la naturaleza del problema, las cuestiones
planteadas, el propósito del estudio, las destrezas del investigador y los
recursos disponibles.
Cada estrategia ofrece una
perspectiva singular y única que ilumina ciertos aspectos de la realidad más
que otros y genera un tipo de resultados más en consonancia con los propósitos
de la investigación.
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