jueves, 12 de agosto de 2021

¿En el caos y estancamiento o en la normalidad que avanza?

 

Ricardo Ojeda Leos

Como si no tuviéramos suficiente con una pandemia como jamás vista en tiempos modernos, en el mundo y específicamente en México prevalece además infodemia, inseguridad, manipulación, amnesia, maniqueísmo, soberbia, esnobismo, miopía y hasta ceguera. En medio de una radicalizada parafernalia informativa cuyo principal basamento en su mayoría son los poderosos intereses políticos y económicos, se erigen en la sociedad una especie de esnobs imitando de acuerdo al alcance de su pensamiento y conocimientos a quienes, por reafirmar sus ideas, consideran como los poseedores de la única verdad, despreciando y hasta encolerizando con quienes no piensan igual. En esta atmósfera pocos asuntos escapan a la controversia y hasta problemas de otra naturaleza se politizan y se meten en el mismo cajón del debate. Se intenta ridiculizar a todo lo que no es afín al pensamiento propio sin ser consciente que con ello se empobrece toda reflexión, es decir, la soberbia causa miopía y hasta ceguera.  En ese contexto, nadie cede terreno, todos tienen un ejemplo cercano para reafirmar su verdad en cada discusión y todos tienen también a su “informante” preferido para citarlo si es necesario. Difícil panorama para hacer entrar en razón a la irracionalidad: hasta los llamados “datos duros” y las inevitables comparaciones históricas son interpretadas a modo; ante cada ataque un contraataque, ante cada argumento un contra argumento y así se cae repetidamente en un escenario maniqueísta de contrasentidos.

Sin embargo, aún en medio de este caos y aparente estancamiento, la realidad no se detiene, incluso, históricamente el enfrentamiento interno es condición necesaria para su marcha inexorable que siempre es hacia adelante, así como el nazismo o el autoritarismo no pudieron detener nuevos advenimientos en las formas de gobiernos, así toda esta ola de aconteceres no evitará el avance, sobre todo, en materia de justicia social donde la deuda del estado mexicano con los más desposeídos era ya insostenible y será muy difícil hacer retroceder el camino ganado…por el bien de todos.

Habrá otras agendas como la de la seguridad pública, la estrategia económica, la educación, la salud o la democracia electoral que sólo el tiempo será el único agente capaz de poner las cosas en su lugar y no los agoreros del fatalismo ni los optimistas en turno. Confiemos en que se cumpla aquella famosa recomendación Quijotesca que dicta: confiad en el tiempo que suele dar dulces salidas a amargas dificultades.


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