miércoles, 26 de noviembre de 2014

La hora cero de la sociedad mexicana.

Ricardo Ojeda Leos

Dos meses después de este despertar social a la fría realidad y que comenzó poco antes del 26 de septiembre con el “huelum” politécnico y que se avivó precisamente con la desaparición de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa,  así como  por la ventilación de los ejecutados en Tlatlaya a manos del ejército cuya atrocidad se pretendía esconder, y por el propio destape que prosiguió de otros casos menos sangrientos pero igualmente grotescos como el de la “Casa Blanca” de la primera dama, cuyo relato oficial resulta  inverosímil a los ojos de una sociedad llena de hartazgo de estas historias de corrupción e impunidad. Tras decenas de marchas con amplios contingentes de la sociedad mexicana por todos los rincones del País exigiendo justicia junto con el grito ignorado de forma artera por los medios oficialistas de comunicación de “fuera Peña”, pero sin ser evitada su propagación por las redes sociales.  Las autoridades torpemente han respondido con discursos amenazadores y regresivos, utilizando el pretexto de la desestabilización de los años sesentas y han comenzado a reprimir la protesta social bajo la máscara a la que han reducido el derecho, confinando a manifestantes a penales de alta seguridad, acusándolos de cargos razonablemente ridículos pero jurídicamente legales.

Muchas voces de periodistas, intelectuales, políticos y de la sociedad en general, algunas críticas y otras siempre con sus intereses muy enfocados, han salido a opinar y a dar ideas para zanjar estos momentos de crisis social, llaman a la sensatez frente a la atmósfera de división, rencor y violencia. Hallamos en este contexto, opiniones de todo tipo y hasta contradictorias entre sí, sin embargo, dentro de esta ola ideas, parece surgir una que es común y en la que la inmensa mayoría parece estar de acuerdo, la cual reside en la importancia del papel que está jugando la sociedad y de la necesidad de su participación decidida en la transformación.

Sin embargo, como todo movimiento social que se alarga en el tiempo y en la complejidad que encierra,  se encuentra en el peligro de diluirse, sobre todo con la injerencia del ataque mediático que esconde y manipula la información y el cual sigue hallando eco en amplios sectores sociales de clase media, principalmente en aquellos que siguen considerando que el pago de impuestos y su contribución con la creación de subempleos es suficiente para resolver todos los males sociales, quienes comienzan a recriminar las manifestaciones porque llegan a afectar a veces su libre tránsito sustentados en la endeble idea de que ellos jamás tendrán motivo para protestar mientras cumplan con sus contribuciones fiscales.

Por tal razón está motivado el título de esta reflexión: la hora cero de la sociedad mexicana, porque este movimiento de indignación social está entrando a una nueva etapa en donde la sociedad debe repensar muy bien el paso siguiente, si no quiere que este despertar se convierta en una quimera más venida a menos por el contraataque tanto de autoridades y medios que entre sus apuestas están el desgaste, el olvido y la desorganización.  


2 comentarios:

  1. ¿Acaso ya no habrá análisis de la historia de este año?
    ¿Dónde está su apreciada participación?
    Gracias por esta reflexión.

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