sábado, 29 de noviembre de 2014
jueves, 27 de noviembre de 2014
miércoles, 26 de noviembre de 2014
La hora cero de la sociedad mexicana.
Ricardo Ojeda Leos
Dos meses después de este despertar social
a la fría realidad y que comenzó poco antes del 26 de septiembre con el “huelum”
politécnico y que se avivó precisamente con la desaparición de los 43
estudiantes normalistas de Ayotzinapa, así como por la ventilación de los ejecutados en Tlatlaya
a manos del ejército cuya atrocidad se pretendía esconder, y por el propio destape
que prosiguió de otros casos menos sangrientos pero igualmente grotescos como
el de la “Casa Blanca” de la primera dama, cuyo relato oficial resulta inverosímil a los ojos de una sociedad llena
de hartazgo de estas historias de corrupción e impunidad. Tras decenas de marchas con amplios
contingentes de la sociedad mexicana por todos los rincones del País exigiendo
justicia junto con el grito ignorado de forma artera por los medios oficialistas
de comunicación de “fuera Peña”, pero sin ser evitada su propagación por las
redes sociales. Las autoridades torpemente
han respondido con discursos amenazadores y regresivos, utilizando el pretexto
de la desestabilización de los años sesentas y han comenzado a reprimir la
protesta social bajo la máscara a la que han reducido el derecho, confinando a
manifestantes a penales de alta seguridad, acusándolos de cargos razonablemente
ridículos pero jurídicamente legales.
Muchas voces de periodistas, intelectuales,
políticos y de la sociedad en general, algunas críticas y otras siempre con sus
intereses muy enfocados, han salido a opinar y a dar ideas para zanjar estos
momentos de crisis social, llaman a la sensatez frente a la atmósfera de división,
rencor y violencia. Hallamos en este contexto, opiniones de todo tipo y hasta
contradictorias entre sí, sin embargo, dentro de esta ola ideas, parece surgir una
que es común y en la que la inmensa mayoría parece estar de acuerdo, la cual
reside en la importancia del papel que está jugando la sociedad y de la
necesidad de su participación decidida en la transformación.
Sin embargo, como todo movimiento social que se
alarga en el tiempo y en la complejidad que encierra, se encuentra en el peligro de diluirse, sobre
todo con la injerencia del ataque mediático que esconde y manipula la
información y el cual sigue hallando eco en amplios sectores sociales de clase
media, principalmente en aquellos que siguen considerando que el pago de impuestos
y su contribución con la creación de subempleos es suficiente para resolver
todos los males sociales, quienes comienzan a recriminar las manifestaciones
porque llegan a afectar a veces su libre tránsito sustentados en la endeble
idea de que ellos jamás tendrán motivo para protestar mientras cumplan con sus
contribuciones fiscales.
Por tal razón está motivado el título de esta
reflexión: la hora cero de la sociedad mexicana, porque este movimiento de
indignación social está entrando a una nueva etapa en donde la sociedad debe
repensar muy bien el paso siguiente, si no quiere que este despertar se
convierta en una quimera más venida a menos por el contraataque tanto de
autoridades y medios que entre sus apuestas están el desgaste, el olvido y la
desorganización.
martes, 25 de noviembre de 2014
domingo, 23 de noviembre de 2014
sábado, 22 de noviembre de 2014
viernes, 21 de noviembre de 2014
jueves, 20 de noviembre de 2014
miércoles, 19 de noviembre de 2014
domingo, 16 de noviembre de 2014
lunes, 10 de noviembre de 2014
sábado, 8 de noviembre de 2014
jueves, 6 de noviembre de 2014
El Otoño Mexicano, por la ruta de la Primavera Árabe..? Hugo Páez en hugorenepaez.blogspot.mx
Septiembre, octubre y noviembre perfilan como el punto de convergencia de protestas estudiantiles del Politécnico, la solidaridad universitaria pública y privada, con los normalistas de Ayotzinapa, y un brote de asertividad que logró evitar contaminar la protesta, al separar los intereses detrás de los grupos violentos.
Ayer marcharon miles de jóvenes y familiares en el Otoño Mexicano. Un recuerdo, vago si se quiere, de la exigencia en Túnez y la Plaza Tahrir del Cairo, pero en sintonía actual con el rechazo de estudiantes a la corrupción del poder en Hong Kong, y en pro de una democracia liberal.
No faltaron acciones con el objetivo de empañarlos. La quema de la estación del Metrobus en Ciudad Universitaria y unidades de transportes, por medio centenar de encapuchados, habla de una estrategia desestabilizadora, que utiliza a una minoría radical.
Otras muestras de ira, vandalismo y violencia se dieron en Chilpancingo, Iguala, y algo en Acapulco, pero fueron interpretados como puntos de ebullición que no lograron enlodar el reclamo de la Asamblea Interuniversitaria del Politécnico, la UNAM, UAM y UACM, ni la mano tendida de la Ibero, ITAM, Tec de Monterrey, el Colegio de México, y otras privadas. Ni siquiera Enrique Peña Nieto tuvo que insistir en su discurso contra la violencia y el vandalismo.
El clamor es general: Ya basta, no más abusos del poder.
Innegable el valor de la tecnología en todo esto, como en la Primavera Árabe, el fluido del cambio circula por las venas de las redes sociales en internet. La No Tolerancia al abuso y a la corrupción política, pasó de ser un reclamo de marchas, a una exigencia diaria, sin necesidad de agendas ni puntos de reunión.
Es suficiente con un celular a la mano, cierto grado de atrevimiento y valentía, para la denuncia puntual. Habrá quienes denosten el método. Los abusos, mentiras y la exageración en la red no han sido pocas, sin embargo, como en todo sistema de crecimiento exponencial, la depuración llega tarde o temprano, y emergen zonas en internet con perfiles confiables, que dan ese valor al reclamo auténtico que circula por las venas de la web.
En este Otoño Mexicano aparece Ayotzinapa y los 43 normalistas desaparecidos, también la denuncia por la masacre del Ejército del general Salvador Cienfuegos en Tlatlaya, y la civilidad de los Politécnicos con un reclamo autenticado por la clase política, social y empresarial.
Hasta el momento el gobierno federal ha respondido a esta sensibilidad, con cierto retardo, pero cuidando de no apuntar la fuerza pública al lugar equivocado.
Están los que quisieran ver bajo el fuego purificador a todos los gobiernos corruptos, y están presentes los “viscerables” que desbordan odios en la web. Pero insisto, en la supervivencia, todo mecanismo encuentra su ruta de depuración.
En todo esto se percibe un olor de madurez, por encima de los puntos negros, violentos. Una idea más clara que nos responsabiliza a todos, que nos impulsa a la no tolerancia a la cultura de la ilegalidad. A exigirle el buen trabajo al policía, al maestro, al funcionario, al cura, al alcalde, al gobernador y al presidente, y por supuesto, a nosotros mismos.
Pueden ser notas de una melodía romántica, pero lo que se ve en la calle, en estos tres meses en este Otoño Mexicano, tiene una seriedad que sorprendió a todos, incluídos a los tres poderes del Estado.
Es la lección de los jóvenes, sólo queda apoyarla y aprenderla.
miércoles, 5 de noviembre de 2014
lunes, 3 de noviembre de 2014
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