lunes, 25 de agosto de 2025

El humor como proyección de la inteligencia y refugio de la estupidez

Ricardo Ojeda Leos

El humor, es considerado dentro de un amplio consenso del ambiente intelectual como uno de los signos más visibles de la inteligencia humana, en su esencia pueden descansar altos grados de creatividad y de originalidad. El filósofo Henri Bergson (1859-1941) en su texto La risa, lleva a cabo un análisis del humor dentro de un contexto que navega entre lo filosófico, lo social y lo psicológico. En ese texto destaca que lo imprevisto es el principal factor que desencadena la risa, esto es, un hecho inesperado que rompe la normalidad ante lo que asumimos que debía suceder, unido a la falta de pericia que presumiblemente debía poseer el causante de la risa, tal como lo puede ser un resbalón que hace caer a una persona en medio de una multitud. Sirva este ejemplo para visibilizar y analizar dos fenómenos sociales que hoy se expanden peligrosamente en esta vertiginosa realidad que vivimos y que está repleta de memes y de una gran cantidad de material audiovisual que inunda nuestras pantallas electrónicas: por un lado, la risa en sí misma que provoca el acto y que puede resultar cómico y hasta relajante para el espectador, más no tanto para quien sufre la caída, quien incluso también la puede asumir con cierto grado de humor, siempre y cuando las consecuencias de la caída no sean más severas como el sufrimiento de alguna fractura que en tal caso ya no resulta tan cómico el asunto, es decir, por otro lado, la risa puede esconder una peligrosa falta de empatía que nos conlleve a ser indiferentes de una consecuencia trágica y en esa dirección, a distanciarnos de la realidad y en la misma proporción acercarnos a la estupidez.

El humor tiene un sentido positivo si nos ayuda a destensar la realidad sin alejarnos de ella, si contribuye para destrabarla y propiciar el entendimiento, es decir, el humor puede ayudar a la comprensión de la realidad pero no puede sustituir el análisis de la realidad, ni mucho menos, sustituirla, porque en tal caso en lugar de utilizar el humor como herramienta nos convertimos en su instrumento y, sin darnos cuenta ni estar conscientes de ello, puede llevarnos a transitar por senderos llenos de contrasentidos: el camino propicio de la irracionalidad. Por eso cuando se dice que el humor es algo muy serio no es ninguna contradicción.

El humor mediático se utiliza, más consciente que inconscientemente, como una herramienta de manipulación. Es más fácil reírse en medio de la multitud de la posible falta de pericia del caído, que reírse de la posible estupidez de quienes se ríen del caído, además ocurre que cuando se desencadena la risa, el pensamiento racional también suele relajarse al grado de que puede llegar a ser totalmente remplazado y acostumbrase a ese modus vivendi. Vaya que esto lo saben de sobra los manipuladores, léanse medios de comunicación, líderes sociales, partidos políticos y demás organizaciones.

Finalmente, el tema del humor es, por supuesto, más amplio y complejo que lo que aquí se ha expuesto y está lleno de suspicacias y matices que pueden discutirse. Nadie en sus cabales pondría en duda que el humor  puede proyectar tras de sí una gran dosis de inteligencia, sin embargo, como hemos visto, también puede ser un refugio de la falta de empatía, de la relajación del pensamiento y de la estupidez. El inteligente ríe, el idiota…también.


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